El suicidio
de la izquierda. Conversación con Domingo Alberto Rangel. Del Che a Chávez,
por Ramón Hernández (Caracas, 2010) es
un libro extraordinario, tanto por lo que dice como por lo que
oculta. A sus 87 años, el viejo Domingo sigue siendo el adeco que nunca
dejó de ser, consustanciado con el Plan de Barranquilla y
con la revolución de octubre de 1945. DAR es la mejor pluma de
Venezuela. Así como fue, en sus tiempos, el mejor orador de la plaza
pública. Nadie en la izquierda venezolana ha estudiado el país
y su gente como lo ha hecho él, a lo largo de una obra de más de
veinte títulos. Al despuntar la década de 1970 abrazó el abstencionismo
como ideología y siempre ha planteado la toma del poder
por la vía insurreccional ya que las elecciones son, a su juicio, un
torneo de pillos. DAR siempre ha sido el pequeñoburgués radical que
patrocina la rebelión o las rebeliones. En nuestros
ámbitos ideológicos nadie ha sido más radical que él. Pero su matriz
sigue siendo la del adequismo venezolano de los años cuarenta del siglo
pasado que, como se sabe, degeneró, AD, en el partido
más corrupto de Venezuela. Rangel es el adversario más inteligente
que tiene Chávez –el único, quizá- y el más culto. Sin embargo, a
nuestro juicio, Rangel minimiza la importancia del ejército, y
de los militares, en nuestro próximo futuro. Sigue pensando en
términos estancos, y no se plantea la alianza cívicomilitar que hoy
dirige los destinos del país. Para Rangel, el ejército sigue
siendo gomecista, y así como difiere y admira –ambivalencia que no
es sólo suya- a los yanquis, así opina que los militares chavistas son
incultos, brutos, fascistas, y dignos de todos los
epítetos propios de la parafernalia de la postguerra segunda
mundial. Es una lástima que este autor tan brillante no haya podido
prestarle al país los servicios desde el gobierno, por eso sigue
siendo un opositor principista encarnizado no sólo de Chávez sino de
todo el que llegue al poder por la vía electoral. Adeco de los viejos, y
ya octogenario, Domingo Alberto Rangel dice que
“el
nuevo paradigma es el anarquismo. El comunismo sin partidos, sin
dictadura. Un comunismo libertario,
anarquista, aunque sin proclamarse: no hay partidos, no hay
dictadura, no hay jefe ni secretario general del partido. Es todo lo
contrario de lo que fue el comunismo”. Gracias, por lo
que nos toca. Salud y Revolución Social.-
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