jueves, 27 de febrero de 2014


El suicidio de la izquierda. Conversación con Domingo Alberto Rangel. Del Che a Chávez, por Ramón Hernández (Caracas, 2010) es un libro extraordinario, tanto por lo que dice como por lo que oculta. A sus 87 años, el viejo Domingo sigue siendo el adeco que nunca dejó de ser, consustanciado con el Plan de Barranquilla y con la revolución de octubre de 1945. DAR es la mejor pluma de Venezuela. Así como fue, en sus tiempos, el mejor orador de la plaza pública. Nadie en la izquierda venezolana ha estudiado el país y su gente como lo ha hecho él, a lo largo de una obra de más de veinte títulos. Al despuntar la década de 1970 abrazó el abstencionismo como ideología y siempre ha planteado la toma del poder por la vía insurreccional ya que las elecciones son, a su juicio, un torneo de pillos. DAR siempre ha sido el pequeñoburgués radical que patrocina la rebelión o las rebeliones. En nuestros ámbitos ideológicos nadie ha sido más radical que él. Pero su matriz sigue siendo la del adequismo venezolano de los años cuarenta del siglo pasado que, como se sabe, degeneró, AD, en el partido más corrupto de Venezuela. Rangel es el adversario más inteligente que tiene Chávez –el único, quizá- y el más culto. Sin embargo, a nuestro juicio, Rangel minimiza la importancia del ejército, y de los militares, en nuestro próximo futuro. Sigue pensando en términos estancos, y no se plantea la alianza cívicomilitar que hoy dirige los destinos del país. Para Rangel, el ejército sigue siendo gomecista, y así como difiere y admira –ambivalencia que no es sólo suya- a los yanquis, así opina que los militares chavistas son incultos, brutos, fascistas, y dignos de todos los epítetos propios de la parafernalia de la postguerra segunda mundial. Es una lástima que este autor tan brillante no haya podido prestarle al país los servicios desde el gobierno, por eso sigue siendo un opositor principista encarnizado no sólo de Chávez sino de todo el que llegue al poder por la vía electoral. Adeco de los viejos, y ya octogenario, Domingo Alberto Rangel dice que “el nuevo paradigma es el anarquismo. El comunismo sin partidos, sin dictadura. Un comunismo libertario, anarquista, aunque sin proclamarse: no hay partidos, no hay dictadura, no hay jefe ni secretario general del partido. Es todo lo contrario de lo que fue el comunismo”. Gracias, por lo que nos toca. Salud y Revolución Social.-
 

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